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La fecha del 8 de marzo constituye un termómetro de la lucha por las reivindicaciones femeninas en una sociedad regida por hombres y cuyas decisiones están en sus manos. Un dato a revelar es que la celebración que surgió a partir de las luchas de las mujeres trabajadoras de finales del siglo XIX y principios del XX se ha desvirtuado, utilizada por los sectores dominantes para incrementar las ventas de sus productos, perdiendo así la esencia de su conmemoración.

 

Dilenia Medina
Coordinadora

Diuris Betances
Investigadora asociada

 

 

(Santo Domingo, 7 de marzo de 2014). El inicio del siglo xx trajo grandes transformaciones en los órdenes político e industrial, que implicaron cambios en los espacios laborales y un naciente activismo a favor de los derechos de la mujer: “derecho al voto, ocupación de cargos públicos, el derecho al trabajo, a la formación profesional y a la no discriminación laboral”. (ONU-Mujeres). En ese sentido, como una forma de vitalizar tales demandas -y con el paso del tiempo-, surgió la celebración del Día Internacional de la Mujer, a raíz de una primera marcha realizada por las empleadas de una fábrica textil en Nueva York el día 8 de marzo de 1857, en contra de los bajos salarios y las condiciones infrahumanas de trabajo. Dos años más tarde, este grupo de mujeres creó su primer sindicato.

Muchos años después, en 1908, se registró una protesta de un grupo de trabajadoras textiles que van a la huelga por unas condiciones de trabajo inaceptables. En agosto de 1910 tuvo lugar en Copenhague una reunión de la Segunda Conferencia Internacional de las Mujeres, en la cual se declaró formalmente el día 8 de marzo como “Día Internacional de la Mujer”. Las estadounidenses llevaron la propuesta, que fue presentada por Clara Zetkin. En una de sus partes indicaba:

En unión, organizaciones de clase, partidos políticos y sindicatos proletarios en cada país, las mujeres socialistas del mundo celebrarán cada año un día de la mujer. Su objetivo principal será obtener el derecho a voto de la mujer. Esta demanda debe ser levantada dentro del contexto global de los asuntos concernientes a las mujeres. El Día de la Mujer debe tener un carácter internacional y deber ser preparado cuidadosamente (FIADASEC, 2014).

El 19 de marzo de 1911 se realizaron manifestaciones en las que participaron más de un millón de personas en Alemania, Austria, Dinamarca y Suiza. Ese mismo mes ocurrió un hecho que marcaría la celebración del día 8 de marzo como Día Internacional de la Mujer: un incendio considerado como el desastre industrial más mortífero en la historia de Estados Unidos. De acuerdo con el documento de la ONU,

(…) menos de una semana después, el 25 de marzo, más de 140 jóvenes trabajadoras, inmigrantes italianos y judíos en su mayoría, murieron en el trágico incendio de la Triangle Shirtwaist Company en la ciudad de Nueva York. Este suceso tuvo grandes repercusiones en la legislación laboral de Estados Unidos y en las celebraciones posteriores del Día Internacional de la Mujer se hizo referencia a las condiciones laborales que condujeron al desastre (ONU-Mujeres).

Este hecho implicaba la regulación de la jornada laboral, disminuyendo a diez las horas de trabajo.

Más adelante, en 1917, el 8 de marzo (23 de febrero, en el calendario ruso), mujeres trabajadoras y esposas de soldados en Petrogrado, actual San Petersburgo, tomaron las calles en demanda de alimentación y del regreso de sus esposos de la guerra[1]. Como consecuencia, se inició ese día la Revolución de febrero, suceso quecontribuyó a la celebración del“Día Internacional de la Mujer Trabajadora” el 8 de marzo, que hoy se conmemora como “Día Internacional de la Mujer”.

A 102 años de la instauración de la lucha por la equidad de género, en el país quedan asignaturas pendientes. A tal fin, la ministra de la Mujer, Alejandrina Germán, presentó una ponencia en el seminario “Avances y Retos” celebrado en el año 2011, en la cual significó:

(…) no enmascara la situación con discursos, está consciente de los avances de la mujer en materia laboral, académica y profesional, pero sostiene que las mujeres siguen devengando menor salario que los hombres en tareas similares, se mantiene la violencia contra ellas, pese a los mecanismos de ley que se han montado y clama por un acuerdo de la sociedad civil y el Estado para enfrentar estas situaciones. (Sosa, 2011)